100 años del natalicio del camarada Alcides Rodríguez
Una vida al servicio del pueblo trabajador

Ángel Ostos Guillén
Historiador. Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela
Reza un verso de nuestro cantor popular y camarada Alí Primera que «los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos». Sin lugar a dudas, solo podemos ratificar y afirmar la veracidad de esas palabras. Quienes ofrendan su vida a la causa proletaria jamás mueren, pues su legado y su lucha continúan vivos a través de las nuevas generaciones. El camarada Alcides Rodríguez es uno de esos hombres que nunca podrán ser llamados muertos: su ejemplo militante y su vida consagrada a la lucha de la clase trabajadora siempre serán un farol que ilumine el camino del pueblo venezolano. Al cumplirse el centenario de su nacimiento, es un honor escribir sobre su vida, su obra y su legado.
Juventud y formación académica
Alcides Rodríguez nació en Valencia, estado Carabobo, el 27 de septiembre de 1925. Cursó estudios en el Colegio Don Bosco, el Liceo Pedro Gual y el Instituto Pedagógico. Desde inicios de la década de 1940 participó en las luchas estudiantiles en Carabobo, vanguardizadas por el Partido Comunista de Venezuela (PCV), organización en la que ingresó formalmente en 1944.
En esa misma época se trasladó a Caracas para estudiar medicina, iniciando también su militancia en los barrios populares, especialmente en la parroquia San Agustín. En 1945 ingresó a la Escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde se graduó de médico cirujano en 1950.
Con apenas 22 años ya destacaba por su disciplina, capacidad oratoria y responsabilidad, lo que lo llevó a ser delegado al Congreso Fundacional de la Juventud Comunista de Venezuela (JCV), celebrado en septiembre de 1947, hito en la organización revolucionaria de los jóvenes y estudiantes en nuestro país.
Firmeza ante la dictadura
Durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, Alcides fue detenido por la Seguridad Nacional en 1953. Estuvo preso en Caracas y luego en Ciudad Bolívar, donde fue sometido a crueles torturas. Sin embargo, el régimen nunca logró quebrantar su espíritu; por el contrario, las mazmorras de la dictadura le hicieron más fuerte. Su resistencia frente a los esbirros del régimen fortaleció su autoridad moral y lo convirtió en ejemplo de dignidad y coraje dentro de la historia de las luchas revolucionarias del pueblo venezolano.
Médico del pueblo y concejal
Al recuperar la libertad, se estableció en la parroquia caraqueña El Valle, donde ejerció como médico en las barriadas populares y fue fundador de las Juntas Pro-Mejora, junto a médicos comunistas como Eduardo Gallegos Mancera, Emigdio Cañizález Guédez y Rafael José Cortés. Desde allí ofrecían atención médica gratuita a las comunidades populares.
En 1958 fue electo concejal por el Distrito Federal, cargo que asumió con disciplina y ética revolucionaria.
Un hecho doloroso marcó su vida militante: el 1 de noviembre de 1961 recibió en El Valle a la heroina Livia Gouverneur, herida mortalmente por grupos batisteros cubanos en Caracas. Lamentablemente, Livia llegó sin vida, por lo que Alcides recomendó que la llevaran a otro sitio para resguardar la seguridad de la clínica clandestina, que pertenecía al aparato de seguridad del PCV.
Cuadro de dirección nacional
Entre el 10 y el 18 de marzo de 1961 se celebró el III Congreso Nacional del PCV y Alcides resulto electo como miembro principal del Comité Central. En la antesala de la lucha clandestina, paso a ejercer la Secretaría Política del PCV en el estado Carabobo (por entonces llamada secretaría general regional).
Como cuadro organizador, capaz de analizar las correlaciones de fuerza, las condiciones objetivas y subjetivas, garantizó la aplicación de objetivos tácticos, convirtiéndose en símbolo de eficacia comunista. Supo afrontar las dificultades y obstáculos propios de la lucha, dejando saldos muy positivos para el PCV en la entidad. Por su destacada labor en Carabobo, en 1971 sería designado como secretario político del PCV en el Distrito Federal y miembro del Buró Político del partido.
Alcides, el parlamentario
En 1973 fue electo diputado al Congreso Nacional por Carabobo y jefe de la fracción parlamentaria comunista. Su labor legislativa se caracterizó por una oratoria clara y rigurosa, nutrida con datos y precisión técnica.
Durante los debates de la Ley Orgánica de Educación (1975-1977) defendió una educación popular, laica, científica y de calidad; denunció la represión contra el movimiento estudiantil y también rechazó las restricciones y persecución que puntofijismo imponía en los centros educativos.
Alcides Rodríguez, desde su formación marxista-leninista, sostenía que la educación y la base económica del país estaban estrechamente vinculadas, de modo que el proceso educativo era un reflejo fundamental de la estructura económico-social existente, caracterizada por su condición capitalista y dependiente del imperialismo, especialmente del estadounidense.
En sus intervenciones realizaba una crítica sistemática a la penetración cultural imperialista y denunciaba tanto el atraso de las fuerzas productivas como las condiciones de precariedad de los trabajadores venezolanos y la desatención hacia los campesinos. Para él, esta realidad era producto del divorcio entre los currículos educativos y las necesidades productivas nacionales, situación que constituía la principal causa de expulsión de los hijos de la clase trabajadora del sistema escolar.

Según sus análisis, la pérdida del interés académico y social de la juventud se explicaba por la distorsión educativa y la transculturización derivadas de la influencia imperialista. Con lucidez que aún interpela nuestro presente, Alcides afirmaba:
«Desgraciadamente, para el país todavía las luchas del movimiento estudiantil continúan enfrentándose con una represión, generalmente sin ningún tipo de justificación. (…) Parece inconcebible que a estas alturas se siga utilizando a las fuerzas de la represión como un instrumento para resolver los problemas educativos del país (…) los comunistas compartimos las posiciones fundamentales del estudiantado, y reconocemos que sus peticiones, en el pasado y en el presente, representan una posición justa que merece totalmente nuestro apoyo».
Alcides Rodríguez consideraba que, sin propuestas reales de transformación, poco habrían de cambiar las cosas y que el país seguiría enfrentando las mismas realidades: una niñez y juventud carentes de recursos, con altos niveles de ausentismo y bajas tasas de prosecución escolar; un sistema educativo selectivo y memorístico, desligado de la lucha por la liberación económica y social; un magisterio desestimulado; carencia de aulas y hacinamiento en las escuelas; deficiencias en infraestructura y dotación; y una profunda anarquía en los burocratizados niveles jerárquicos dirigentes. Todo ello, en su criterio, convertía en letra muerta el derecho constitucionalmente consagrado al estudio.
Desde el parlamento, también libró batallas contra la corrupción y la crisis del sistema de salud, problemas que, lamentablemente, aún persisten en Venezuela.
El militante internacionalista
Políglota y profundo conocedor de la política mundial, Alcides publicó en 1970 su obra Problemas de la Revolución, donde abordó cuestiones como la política de paz de Lenin, las contradicciones interimperialistas, la política internacional de la URSS y del campo socialista, así como la lucha antiimperialista en el mundo.
Allí afirmaba: «El imperialismo es el enemigo común de la humanidad, su objetivo fundamental es el aplastamiento de la clase obrera internacional y la lucha por impedir el movimiento de liberación nacional de los pueblos».
También advirtió que la revolución nacional-liberadora y democrática, por sus objetivos, su magnitud y su carácter, no cabe en los límites de la revolución democrático-burguesa, es decir no puede limitarse a reformas, a las luchas anticoloniales y a la toma del poder político: «El socialismo es la culminación lógica de todo el proceso de desarrollo de la revolución nacional-liberadora».

Legado
En agosto de 1977, mientras cumplía tareas de intercambio con el Partido Socialista Unificado de Alemania en la República Democrática Alemana, Alcides sufrió un infarto que le arrebató la vida a los 51 años.
La temprana partida del camarada Alcides Rodríguez fue un duro golpe para las filas del PCV y para el movimiento revolucionario venezolano. Su ejemplo de honestidad, disciplina y entrega a la causa proletaria lo convierten en un referente ineludible de praxis revolucionaria al servicio del pueblo trabajador.
Publicado originalmente en Tribuna Popular N° 3.066 (Septiembre de 2025).
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